lunes, 21 de enero de 2008

EL GARROTE Y LA ZANAHORIA

Leonardo Umaña/PUEBLO

El show mediático montado en estos días -en el cual se exhibieron miles de fotocopias de las mociones presentadas por el PAC a los proyectos de telecomunicaciones, para demostrar el “enorme desperdicio de papel” que estos significan-, la campaña de spot televisivos afirmando que quien se opone a la agenda de implementación no es demócrata y la invitación de Arias a Ottón Solís a conversar, dejaron al desnudo la política del gobierno con respecto del PAC, la cual puede resumirse en la tristemente célebre estrategia que los Estados Unidos aplicó a América Latina y que se conoce como “el garrote y la zanahoria”.

La maniobra fue concebida y orquestada desde Casa Presidencial y a ella se sumaron diligentemente, como suelen hacerlo a todo lo que viene de Zapote, los diputados y diputadas del G-38 y un sector de la prensa que viene pujando para que se aprueben a todo trance las leyes de implementación.

Esa jugada tuvo el doble propósito de desprestigiar al PAC y amedrentar a “los duros” dentro de ese partido, para ablandar la oposición a las leyes de implementación del TLC.

El primer acto, la exhibición de las mociones, fue revestida de todo el dramatismo propio de una operación de propaganda. En carretilladas fueron traídos miles de fotocopias de todas las mociones del PAC, a la sala del plenario legislativo, por disposición de cada uno de los diputados (as) del G-38. Para agrandar el túmulo se incluyó las actas y hasta el informe de minoría.

El operativo fue ampliamente cubierto por la prensa, en algunos casos de manera ridícula; por ejemplo, hacer comparaciones con la cantidad de árboles que se derribaron para el hacer el papel gastado en las fotocopias. Se suma una millonaria campaña de cuña de televisión. Esa, fue la parte del garrote.

El segundo acto fue la invitación de Arias a hablar con Ottón Solís. Quienes leyeron parte de la carta publicada en La Extra (Ver “Arias invita a Ottón a puerta cerrada”. 10 de enero) pueden comprobar el tono informal, cercano y hasta el tuteo de Arias hacia el dirigente del PAC.

“Con el paso del tiempo – dice Arias- he aprendido que el proceso de dialogar y alcanzar acuerdos es necesariamente gradual, y que requiere de una perseverancia que casi raya en empecinamiento. La reunión que sostuvimos el pasado 19 de diciembre fue un primer paso importante, en el que cumplimos con un objetivo trascendental: intercambiar personalmente nuestras opiniones. No he renunciado, sin embargo, como te lo he manifestado en diversas oportunidades, a la pretensión de que podamos sentarnos un día a conversar sencillamente, sin agenda y sin prensa, sin terceros y sin formalismos; a conversar como conversan dos seres humanos, que es lo que somos al final…”. Solo falto decir: “besos a los güilas y a tu mujer, un abrazo, Oscar”. Esa es la zanahoria.

Así se completa el cuadro: por un lado garrote para amedrentar y por el otro, zanahoria; para tratar de dividir.

Dos cosas más. Primero, con esto se pretende convencer a la opinión pública de que con el TLC se aprobaron además las leyes de implementación y que, por tanto, oponerse a ellas es violar el resultado del referéndum y la democracia.

Segundo. Es claro que con tal maniobra y con el amañado mecanismo inventado a conveniencia para un trámite súper rápido de las leyes del ICE, el 208 bis, se busca otro objetivo igualmente perverso: ocultar el sin fin de irregularidades que se cometieron en el trámite de ambos proyectos y en el contenido profundamente dañino de los mismos, que van mucho más allá de lo que dice el TLC.